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Esta mañana he compartido ambas sensaciones.
He visitado una exposición de fotografías de un querido amigo. Un anónimo fotógrafo particular que ha captado, en miles de fotografías, belleza. Belleza sublime en muchos casos reflejada en paisajes, rostros, instantes. He quedado impresionado y embargado.
En el mismo lugar he notado una, también sublime pero triste ausencia. La de mi amigo. No porque el no estuviera presente. Su cuerpo fornido alto, como siempre, SI estaba, nos hemos abrazado y besado, le he dicho lo que he sentido al ver alguna de sus obras, pero su alma se le ha, se nos ha escapado a el y a todos. Esa maldita enfermedad que, desgraciadamente, alcanza a algunos dejando su mismo cuerpo y fuerza pero robando su alma. Por descontado no se que hay en su interior, no se cuan rica pueda, o no, ser su vida interior pero a los que le rodeamos se nos ha escapado.
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Dejaos llevar y pensad en el inmenso constructor de esa belleza que se nos ha ido parcialmente
Encari! Hasta hace unos pocos meses acompañé a nuestro amigo a fotografiar, y no le daba valor a lo que el veía con su cámara y lo plasmaba con el "click".Mas tarde descubrí que no era lo mismo su visión y sentido de la belleza con el mío. Tiene una curiosidad única, para ver lo que a veces no busca y, buscar lo que el quiere ver y plasmar; el tiempo y el lugar no tienen valor.
ResponderEliminarMuchísimas gracias Enrique. No hay palabras suficientes para agradecer todo lo que expresas con tus maravillosas palabras. Como muy bien dices, papá se está yendo día a día y ya poco nos queda de él. No obstante las fotografías que no deja reflejan la gran belleza interior que posee y que tan bien supo plasmar a través de su cámara. Un fuerte abrazo, Teresa Alomar.
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